La mermelada de albaricoque con lavanda es una receta deliciosa que mezcla la dulzura natural del albaricoque con el toque floral y aromático de la lavanda. Esta combinación única de sabores resulta perfecta para quienes buscan algo diferente, pero a la vez delicioso, para disfrutar en el desayuno o como acompañante en una variedad de postres.
La lavanda, conocida por sus propiedades relajantes, agrega una fragancia que transforma este clásico dulce en una experiencia sensorial completa. Esta receta es fácil de hacer y se puede disfrutar durante todo el año, ya que el albaricoque está disponible tanto fresco como en conserva.
Si usas albaricoques frescos, comienza por lavarlos, deshuesarlos y cortarlos en trozos pequeños. Si utilizas albaricoques en conserva, asegúrate de que estén bien escurridos antes de comenzar. Si deseas una mermelada más suave, puedes triturar ligeramente los albaricoques con un tenedor o un procesador de alimentos, pero también puedes dejar trozos para una textura más rústica.
Si decides usar manzana, pela y corta la manzana en trozos pequeños. La manzana ayudará a espesar la mermelada de forma natural gracias a su pectina.
En una cacerola grande, coloca los trozos de albaricoque, la manzana (si la usas), el azúcar, el agua y el jugo de limón. Cocina a fuego medio, removiendo ocasionalmente, hasta que la fruta se haya deshecho y el azúcar se haya disuelto completamente. Este proceso suele tomar alrededor de 15-20 minutos.
Una vez que la mezcla de frutas comience a tomar una consistencia espesa, agrega la ramita de lavanda fresca o la lavanda seca comestible. Cocina a fuego bajo durante unos 5 minutos, para que la lavanda libere todo su aroma y sabor. Si prefieres un sabor más suave, puedes retirar la ramita de lavanda antes de envasar la mermelada, o colar la mezcla para eliminar los trozos de flor.
Para comprobar si la mermelada tiene la consistencia deseada, coloca una pequeña cantidad en un plato frío y déjala reposar durante un minuto. Si la mermelada se arruga al pasar el dedo por ella, está lista. Si no, continúa cocinando durante unos minutos más y vuelve a hacer la prueba.
Mientras la mermelada se cocina, esteriliza los frascos y las tapas hirviéndolos durante 10 minutos. Una vez que los frascos estén listos, sácalos del agua caliente con cuidado y déjalos secar completamente.
Cuando la mermelada esté lista, vierte la mezcla caliente en los frascos esterilizados, llenándolos hasta el borde. Limpia cualquier residuo que quede en el borde de los frascos con un paño limpio y seco. Cierra los frascos con las tapas y colócalos boca abajo durante unos 5-10 minutos para crear un vacío natural.
Deja que los frascos se enfríen completamente antes de almacenarlos en un lugar fresco y oscuro. La mermelada casera generalmente se conserva durante 6 meses a 1 año, siempre y cuando los frascos se mantengan sellados. Una vez abierto un frasco, guárdalo en el refrigerador.
Si prefieres una mermelada más espesa, puedes agregar un poco de pectina comercial o un trozo de cáscara de manzana adicional. La pectina natural de las manzanas ayudará a espesar la mermelada sin necesidad de utilizar espesantes artificiales.
Para hacer una versión sin azúcar, puedes sustituir el azúcar por edulcorantes naturales como la stevia o el jarabe de agave. Ten en cuenta que el azúcar también actúa como conservante, por lo que si usas menos azúcar, la mermelada debe consumirse más rápido.
Si no tienes acceso a lavanda fresca o seca, puedes experimentar con otras hierbas como la menta o el romero para darle un toque diferente. Sin embargo, ten cuidado de no añadir demasiada cantidad para que los sabores no se vuelvan demasiado intensos.
Puedes añadir especias como la canela o el clavo para darle más complejidad al sabor de la mermelada. Si decides añadirlas, cocínalas junto con la lavanda para que los sabores se fusionen.
Si prefieres evitar la cocción, puedes hacer una versión de mermelada sin calor. Solo mezcla los albaricoques triturados con el azúcar y la lavanda, y deja reposar la mezcla durante 12 horas en el refrigerador, removiendo ocasionalmente. Este método resulta en una mermelada más fresca y con menos sabor cocido.
El albaricoque es una fruta rica en fibra, antioxidantes y vitaminas A y C, que ayudan a mejorar la salud de la piel y a fortalecer el sistema inmunológico. También es bajo en calorías, lo que lo convierte en una excelente opción para una dieta saludable.
La lavanda es conocida por sus propiedades relajantes y calmantes. Además, es rica en antioxidantes, lo que ayuda a combatir el envejecimiento celular y a reducir la inflamación. Su delicado aroma también tiene efectos positivos sobre el bienestar mental, ayudando a reducir el estrés.
La mermelada de albaricoque con lavanda es un postre único que combina lo mejor de las frutas frescas con un toque aromático. Este dulce casero es perfecto para disfrutar sobre una tostada, en un yogur o como relleno de pasteles. Su sabor delicado y sofisticado lo convierte en un regalo perfecto o una deliciosa opción para el desayuno. ¡Anímate a prepararla y disfruta de la dulzura natural del albaricoque con un toque floral de lavanda!
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